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Juntos en cada vida.

El silencio se instaló en la habitación después de que Jungkook no supiera qué decir, su lobo estaba brincando de alegría por las palabras del omega pero simplemente no terminaba de procesarlo, va a marcar a Jimin, quiere marcarlo y el chico ya dio su permiso, siente que sus piernas tiemblan y sus manos pican por la desesperación de tomarlo ya.

—Quiero tener una buena historia, no quiero decir "pues esperábamos una marca temporal pero al final fue permanente". No quiero que seamos un error —Jimin cambia su voz al expresar la oración ficticia—. Si tú quieres que sea temporal, lo aceptaré pero, a mi me gustaría hacerlo para siempre —dice tímido con las mejillas encendidas en rojo—. Quiero que sea por decisión y no por alguna equivocación en el proceso, que ambos estemos de acuerdo con eso y no estemos nerviosos por saber si lo hicimos bien o no.

Los ojos de Jungkook se oscurecieron pero de algún modo parecían más brillantes que nunca, su mirada se dirigió al cuello de Jimin y tragó grueso al controlar las ganas de morderlo ahí mismo.

—Pero acabamos de comenzar el cortejo —replica luchando consigo mismo, sus orbes esmeralda no se despegaban del cuello ajeno, su boca vibraba por tocar la zona y así lo hizo, deslizó delicadamente sus labios, un roce simple que los estremeció a ambos.

—Nos hemos saltado demasiadas cosas, podemos hacer ésto también —los ojos de Jimin estaban igual de dilatados que los de Jungkook, su omega se encontraba ansioso por ser reclamado y portar la marca del alfa en su cuello, el ojiazul deslizó su pierna a un costado para quedar a horcajadas sobre el mayor—. Puedes seguirme cortejando toda la vida, tú lo dijiste... ¿puedes? —sus ojos se veían esperanzados, ternura brotando de sus poros, regalándole a Jungkook la imagen más linda y suplicante a la que nunca se negaría.

—Por ti yo puedo hacer cualquier cosa, amor —sus manos sujetaban la pequeña cintura y acariciaba la mejilla de Jimin con la punta de su nariz—. Te cortejaré en ésta y todas nuestras vidas si así me lo pides —sus labios rozando el pómulo marcado—, pero quiero hacer ésto bien, quiero que me aceptes y merecerte.

—Ya lo hago, te lo digo de verdad —el verde colisionando con el azul, su alma hablando por él y Jungkook escuchándolo como lo que es, lo más valioso de su vida—. No necesito las citas o los rituales semanales para saber que te amo y que lo voy a hacer toda la vida —lleva su mano a la mejilla del mayor y éste inclina el rostro para más contacto—, cada día desde que despertaste me has demostrado lo mucho que te importo.

—Pero tal vez no es suficiente para ti —niega.

—¡Mi amor, despertaste porque a tu lobo le importó tanto que sintió cuando yo estaba en peligro! No necesito más pruebas de la forma en que vas a protegerme o de lo mucho que me quieres porque eso lo sé y lo siento aquí —señala su pecho—, siento la honestidad de tus palabras cuando me lo dices, quiero que me marques y que estemos juntos siendo una familia.

—¿Seguro? —Jimin asintió convencido—. Te amo demasiado —rodeó su cintura con los brazos y enterró su rostro en el cuello, sus dientes chirriaban por la cercanía con el lugar de la marca, iba a marcarlo, iba a tener a Jimin y este lo iba a tener a él por el resto de sus vidas, es simplemente impresionante la sensación que ahora mismo se forma en su estómago por el regocijo de su alma—, pero creo que será mejor que esperemos a mañana —rascó sus dientes en el lugar—, ya sabes, para estar recuperados de la gripe —había una sonrisa en sus labios y Jimin la sintió.

—Debes estar bromeando, Kook —tomó un poco del cabello rizado y lo separó de su cuello con un jalón suave, juntó sus labios en un hambriento beso demandante que el menor dirigía.

—Mi precioso niño desesperado —sonrió el mayor, continuó besándolo, succionó su labio inferior con burla y lo estiró un poco al separarse del beso.

—Sabes que tú también lo deseas —regaña y sus caderas se mueven un poco friccionándose contra el alfa que gruñó de satisfacción por ello.

—Yo te deseo a cada instante, bebé —gira a Jimin de manera que parecería brusca para hacerlo caer de espaldas sobre el sofá, Tiza soltó un ladrido y Jungkook la observó extrañado pero de inmediato la ignoró cuando salió corriendo perdiéndose en algún rincón del departamento, el alfa atacó de nuevo la boca del omega—. Deseo tanto unirme a ti —da un lengüetazo a sus labios—, pero quiero que estés seguro.

—Ya te dije que lo estoy —mete sus manos dentro de la camisa del alfa y comienza a acariciar su espalda baja, sintiendo su piel erizarse.

—¿Y si esperamos? —el ojiverde se separa un poco con una sonrisa en los labios, solo estaba jugando.

—Jungkook —gruñó en tono desesperado el omega, con una de sus manos apretó la barbilla del alfa y lo acercó a su rostro, quedando de nuevo a escasos milímetros—. Me provocaste en la camioneta cuando salimos del hospital, y ahora esto, no vas a dejarme ahora —une sus bocas bruscamente, Jungkook soltó una risa nasal entre el beso.

—No te provoqué en la camioneta, fue involuntario —explica sin despegar sus labios de los contrarios—. Y yo dije que esperaremos para la marca, pero nunca para lo otro, bebé —mete su lengua a la cavidad bucal del ojiazul amortiguando un gemido que éste liberó—, pero pensándolo bien, no creo poder soportar más tiempo sin reclamarte como mío —se despegó de él y llevó la boca hacia su cuello—. Voy a morderte, voy a dejar mi marca justo aquí —simuló una mordida sin llegar a traspasar la piel, Jimin tembló un poco—, y todos van a saber que nos pertenecemos.

—Pues apresúrate, alfa —apuró el omega sin una pizca de vergüenza en la voz—. Te necesito.

—Vamos arriba —lo tomó por los muslos y lo levantó para comenzar a caminar con él en brazos, sus manos amasaban la piel de sus piernas, disfrutando la sensación de sus muslos rellenitos, quería morderlos, iba a morderlos en cuanto tuviera la oportunidad.

Llegaron y obviamente se dirigió al nido, pero no colocó al omega en la cama, sino que lo acorraló contra la pared para olfatear de nuevo su cuello y besar sus labios con pasión desbordante, su lengua exploraba cada centímetro de la boca ajena, deleitándose con el sabor y derritiéndose con cada suspiro que el menor liberaba.

Un gruñido se comenzó a formar en su pecho al percibir la vainilla y café con más intensidad, sus manos viajaron hacia los glúteos del omega y sintió la humedad que la tela de sus pantalones guardaba, su lobo aulló por la excitación que experimentaba, Jimin estaba igual que él, sus ojos dilatados y los labios rojos por el constante mordisqueo que el alfa le propinaba.

—No tardo —giró con el omega aún en brazos y lo sentó sobre la cama, Jimin comprendió sus intenciones e impidió que se alejara sujetándolo por la nuca.

—No los necesitamos —negó—, estás limpio y yo también —atacó la boca del ojiverde mientras éste le devolvía los besos con lujuria incrustada—. Te hicieron estudios por el accidente, yo solo lo hice contigo y también me hicieron pruebas para las prácticas —sus labios no se detenían de tocar los contrarios—. Uso anticonceptivos desde que me presenté como omega —explicó entre besos y Jungkook comprendió el motivo, un dolor atacó su pecho, odiaba con todo su ser esa parte de las naturalezas animales, fue su principal motivo para adormecer a su lobo, Jimin tuvo que prevenir ataques y arrebatos de alfas toda su vida, el recuerdo de su chico siendo atacado regresa a su mente y es tan molesto, odia que corra peligro por algo como su naturaleza.

—Lamento tanto eso, amor —se disculpa por todo y nada en particular, sabe que él no debe pero quiere hacerlo, detesta que Jimin o cualquier otro omega no pueda vivir una vida normal por temor a que alguien los ataque. Sus ojos verdes miraban apenados a los azules que no tenían más que fascinación y adoración por él.

—No tienes nada porqué disculparte —acaricia su mejilla con ternura, dejando a un lado lo pecaminoso de sus acciones anteriores, Jungkook puede hacerlo ver las estrellas con cada toque apasionado, para después entregarle esas mismas estrellas en la palma de su mano con la dulzura de sus actos y palabras, ama la dualidad que el alfa representa en su vida, ama cada cosa de él.

—Aunque sea demasiado estúpido ahora estarás más seguro, no correrás peligros porque verán tu marca —sus ojos destellaron al mencionarlo, el orgullo desparramándose de ellos, Jimin solo pudo sonreír complacido cuando el dedo índice del rizado se deslizó por el sitio. Sabe que Jungkook no está orgulloso de que le teman o de que será su dueño, sabe que él no es así, pero es consciente del orgullo que representa tener una pareja, él también siente lo mismo.

—Eres el mejor alfa del universo, amor —toma el cuello de su camiseta y lo acerca a su boca nuevamente, tratando de echarse hacia atrás jaloneando al alfa hacia el nido pero éste oponía resistencia.

—¿P-Puedo entrar? —murmura sobre sus labios haciéndolo sonreír.

—Claro que puedes —acepta y el mayor salta sobre él colocando una pierna de cada lado, se inclina al frente para unir de nuevo sus labios, comienzan a creer que los besos jamás serán suficiente y que sus labios realmente van a desgastarse—. Gracias —deja un beso rápido antes de continuar—, gracias por preguntar siempre y a cada cosa que haces, eres el mejor —sonríe embobado.

—Es lo que se debe hacer, amor —reparte besos en toda la cara del chico, primero en su barbilla, luego en su frente, pasa por sus pómulos y después besa sus párpados, para finalizar en los labios de nueva cuenta—. No es una cortesía, es una obligación que todos deben respetar.

—Pues adoro que seas como eres y agradezco que tú seas mi alfa —sus manos se cuelan otra vez entre la camisa del mayor, levantándola para que comprenda que quiere retirarla, y así lo hace, Jungkook se saca su playera por encima de la cabeza dejando a la vista su, para deleite de Jimin, bien torneado torso que Jimin se muere por delinear con la lengua, no sabe de dónde surgió ese deseo pero planea hacerlo realidad.

—Y yo estoy tan feliz de que tú seas mi omega —una sonrisa se le forma en los labios al ver la forma en la que Jimin recorre su torso con los ojos, las manos del omega caían sobre la cama así que las tomó y las llevó hacia su estómago para que el menor pudiera acariciarlo a gusto propio.

El castaño comenzó a recorrer los abdominales del ojiverde, sus dedos rodaban la piel blanca, una especie de corriente eléctrica los recorría completos, siempre era igual cuando se tocaban de cualquier forma posible, y nunca dejaría de gustarles esa sensación.

—Recuéstate —pidió el menor y las posiciones se invirtieron, Jungkook se recortó en la cama y Jimin subió a su estómago quedando a horcajadas, siguió acariciando su estómago mientras el alfa cerraba los ojos y disfrutaba del tacto, pronto una ola de placer lo recorrió cuando sintió los delicados labios de Jimin posarse sobre su piel—. Me enamoré de tus tatuajes desde la vez que te sané, pero estaba demasiado preocupado por ayudarte como para notarlo —susurró sin alejarse demasiado de su piel, lamió la zona y trazó una línea entre sus pectorales hasta llegar a su cuello, un gemido ronco salió de la garganta del ojiverde cuando el lento recorrido llegó a su fin.

—Vas a volverme loco, bebé —apretó la pequeña cintura con sus grandes manos soportado las ganas de tomar al chico, el omega se dedicaba a besar su cuello y dar algunas lamidas que extasiaban al alfa.

—¿Puedo dejarte marcas? —cuestiona tomando una porción de piel entre sus dientes y apretando ligeramente.

—Soy tuyo, amor —acarició la espalda baja del más pequeño con ambas manos hasta llegar a sus omóplatos, la camisa del ojiazul comenzaba a estorbarle—. Puedes hacerme lo que quieras —un ronroneo de satisfacción se escuchó por la habitación y un dolor placentero se encajó en su cuello cuando Jimin comenzó a succionar su piel hasta dejarle una marca rojiza—. Quítate la camisa —pidió y el omega gruñó por la interrupción pero acató la orden rápidamente y volvió a su tarea de besar el cuello ajeno.

Una vez que el torso del menor estuvo desnudo Jungkook se deleitó acariciando su piel, repasaba cada centímetro de su espalda, el dedo índice delineó su columna vertebral haciendo que Jimin se curvara y retirara su boca del rojizo cuello del alfa.

—Se ve genial —asintió satisfecho por su obra, sus dedos acariciaban cada una de las huellas rojas, sus ojos centellaban por la emoción y la lujuria combinadas—. Todos sabrán que eres mío, mi alfa —chocó sus labios contra los del mayor y éste lo aprovechó para invertir de nueva cuenta las posiciones.

—Solo tuyo, amor —se posicionó entre las piernas del pequeño y comenzó a desabrochar sus jeans con avidez bajo la atenta mirada del omega, y de un jalón los bajó hasta sus muslos, Jimin pataleó para librarse de ellos por completo, el ojiverde mordió su labio inferior para soportar el exceso de saliva que se formó en su boca al ver las preciosas y rellenitas piernas de su omega, sus manos de inmediato viajaron a los muslos y comenzaron a tocar por doquier, deleitándose con la sensación y disfrutando de los sonidos bajos que el omega emitía—. Amo tus piernas, amo todo de ti pero tus piernas, ¡luna! —acercó su boca a una de ellas y pasó su lengua por la parte interna del muslo, hasta llegar a la orilla de la ropa interior que el pequeño portaba—. ¿Yo puedo dejarte marcas? Por favor —suplica sin separarse demasiado, su aliento chocando contra la piel de Jimin haciendo que su piel se erice.

—S-Si —responde a medias, demasiado perdido por el placer que Jungkook provocaba con sus caricias—. Se supone que para eso hacemos esto —dice divertido sin salir de su burbuja de obscenidad.

—Yo no lo hago sólo para marcarte —sus dientes apresaron un trozo de la piel poniendo un poco de fuerza pero sin atravesarla, no quiere que su precioso niño sufra dolor de ningún tipo, succionó un poco y después pasó su lengua para saborearlo de nuevo—, lo hago porque eres simplemente irresistible, amor —jala al omega por la cintura hasta pegarlo completamente a él y se inclina para devorar su boca en un hambriento beso apasionado que los hizo suspirar.

—Kook... —la lengua de Jungkook barrió su labio interrumpiéndolo y el gruñido que Jeon se pronunció al oler el lubricante que salía de él, no hizo más que excitarlo en demasía, todo su cuerpo vibraba por la ansiedad de ser tomado y sentirse lleno de su alfa.

—No sabes las ganas que tengo de hacerte mío, ángel —el rizado comenzó a desabrochar su propio pantalón y lo deslizó por sus piernas sin cuidado para volver al ataque, sus manos rondaban por cada parte disponible del cuerpo ajeno, su entrepierna dolía y pedía atención así que levantó la cadera de Jimin y friccionó su erección contra la húmeda entrada del omega, cubiertos por la ropa interior pero ambos liberaron un gemido por la satisfacción que el movimiento provocó.

—¡Ahh! —gimoteó el pequeño cuando Jungkook liberó su erección arrancándole el bóxer, sus piernas se enredaron en la cadera del alfa acercándose lo más posible a su pene para poder sentir cada movimiento como una deliciosa fricción entre sus partes—. K-Kook —las palabras no salían adecuadamente de su boca, eran reemplazadas por sonidos de disfrute y gozo, cada parte de su cuerpo estaba pendiente de las acciones venideras.

—Gírate —ordenó y le ayudó a posicionarse boca abajo colocando una almohada en su cadera para elevar su trasero sutilmente—. Amor, eres perfecto —sus manos se restregaban contra los glúteos bien formados del ojiazul—, si tan sólo pudieras verte ahora mismo.

—Alfa... —su voz se cortó por tener a Jungkook sobre él besando la parte trasera de su cuello con desespero, su pene se refregaba sobre su trasero haciéndolo gimotear, las grandes manos se colaban por su cintura y lo acaricaban con una delicadeza contrastante con los pensamientos pecaminosos que atravesaban su mente.

—Voy a probarte —recibió un asentimiento efusivo por parte del omega y se arrodilló en la cama para observar el desastre que había creado, Jimin se deshacía bajo sus manos por el placer y sus caderas se movían en círculos para que su erección se friccionara contra las sábanas hasta que el rizado lo detuvo—. Yo lo hago por ti, bebé —levantó su trasero impidiendo que existiera un toque entre la cama y la entrepierna del chico pero llevó su mano ahí y comenzó a bombear lentamente.

—¡Oh Dios, si! —gritó el menor y una sonrisa orgullosa se dibujó en los labios de Jeon quien bombeó un par de veces más hasta que un sonido gutural brotó de si al ver el lubricante del menor caer entre sus piernas, liberó el pene del chico y deslizó la lengua para recolectar el preciado líquido, saboreaba cada gota con complacencia, su lengua recorrió cada una de las piernas y al acercarse al borde de su glúteo, su boca se hizo agua al olfatear y ver su entrada palpitante desbordar de vainilla y café. Besó con lentitud el anillo de músculos y trazó sobre él un círculo utilizando su lengua—. Uh... ¡Si, si! —gritaba el omega y se retorcía complacido—. ¡Ah si! ¡Por favor, más! —acercaba su trasero al rostro del otro.

—¡Sabes tan bien! —trazó más círculos, sus manos separaban las nalgas del chico para poder tener más acceso y a la vez amasarlas deleitándose con ello, comenzó a penetrar un poco al interior del chico, cada lengüetazo traía consigo más gritos y sonidos satisfactorios, además de nuevas olas de lubricante que tenían a su alfa aullando de gusto por poder saborear ese preciado líquido.

Cuando sintió que Jimin estaba cercano al éxtasis giró su cuerpo con delicadeza para dejarlo boca arriba, Park se recargó en sus codos y retrocedió un poco en la cama para dar espacio al mayor, su respiración era acelerada y su frente estaba cubierta por sudor y cabellos aglutinados por la humedad, sus ojos eran suplicantes y fascinantes en dirección al alfa.

Jungkook se acercó a él con pausas y calma, observando la imagen frente a él, aún no comprende cómo es que Jimin está con él, se siente tan dichoso por tener a una persona tan linda en su vida y además de todo tener el privilegio de llamarlo su omega. Su lobo levanta la cabeza orgulloso porque dentro de poco podrá ser oficialmente su omega, tanto tiempo esperó para unirse a él, para mezclarse con el omega y formar una sola alma.

El mayor duda un poco, no por miedo o arrepentimiento, sino por incredulidad, no se reconoce, no sabe qué pasó con el Jungkook decidido de hace unos meses, con el tipo que pensaba que nunca iba a necesitar algo como esto, a alguien como Jimin, pero pensándolo bien sabe perfectamente qué fue lo que pasó con él, un pequeño castaño llegó a su vida para derribar cada una de sus barreras, para demostrarle lo equivocado que estaba y lo mucho que estaba perdiéndose al no amar a alguien de la manera en la que lo ama a él, solo necesitaba a Jimin, porque nunca iba a sentir ni la mitad de lo que siente por su omega con nadie más, es tan irreal y exagerado pero en su pecho se siente tan correcto que nada le importa.

Va a unirse al amor de su vida porque lo quiere, desea ser parte de su vida por la eternidad, desea sentir con mayor magnitud lo que él siente, desea tener el lazo real con su chico y no puede negar que se siente orgulloso de ser él quien marque a Jimin, que cuando pregunten por el dueño de su cicatriz el omega diga que fue Jeon Jungkook quien se ganó su corazón, su lobo mueve la cola por la satisfacción de ser envidiado por ser el alfa del mejor omega del mundo, Park Jimin.

Con su lengua forma una línea de saliva desde el ombligo del ojiazul, pasando por su esternón y llegando a hasta su cuello, los gemidos vuelven a escucharse por cada parte de la habitación cuando Jungkook comienza a succionar pequeñas porciones de su piel y continúa con los movimientos circulares en su cadera para contactar sus entrepiernas.

—Ah alfa —gime bajito, casi un susurro que el mencionado percibió y su pene vibró al escucharlo—, tienes que ha-hacerlo ya —exige.

—Espera un poco más —pide dejando besos por la línea de su mandíbula y comenzando a bajar su ropa interior—, sé que puedes, amor —une sus bocas con desespero formando un beso húmedo, al separarse el omega trató de lamer sus labios pero el alfa fue más rápido, logrando que sus lenguas se encontraran a medio camino y comenzando un nuevo beso que amenazaba con desgastar sus labios.

—Lo haré con mis dedos, ¿bien? —el omega asintió eufóricamente llevando sus manos a los omóplatos del alfa, deleitándose con el terciopelo de su piel y rompiéndola un poco cuando sintió el dedo corazón y anular del alfa penetrando. El alfa dobló sus dedos en el interior y los abrió para tocar cada rincón del chico quién se retorcía gustoso y gemía alto por las sensaciones que estaba experimentando en todo su cuerpo, el placer lo recorría completo a cada segundo que pasaba.

—K-Kook por favor —sus uñas se clavaron de nuevo en su piel dejando finas líneas de sangre ahí, casi imperceptibles pero que le proporcionaban al alfa un ardor demasiado excitante que hacía que su pene punzara—. Hazme tuyo, hazlo —lloriqueaba—, p-por favor, alfa.

—Tú ya eres mío —habla desde su cuello, su aliento chocaba con la piel erizada—, nos pertenecemos desde hace tanto tiempo, ángelito —sus dedos entraban y salían de manera rápida hasta que chocaron con el punto clave que hizo encender el cuerpo del omega, todo él tembló con obscenidad, una risa ronca resonó desde la garganta del ojiverde cuando al sacar sus dedos Jimin gruñó molesto—. Impaciente —alineó su pene con la entrada de su chico y entró lentamente cuidando la reacción de Jimin y que nada le molestara.

—¡Ah si! —suspiró aliviado al sentirse lleno de nuevo, sus manos viajaron a los hombros de Jungkook mientras este se sostenía con los antebrazos a cada lado de la cabeza de Jimin, el menor enrolló sus piernas a la cadera del mayor, sus pieles no podían estar más juntas y sus corazones no podían latir más rápido—. ¡Joder, si! —la primer estocada estremeció todo su ser, la segunda lo hizo girar los ojos y para la tercera tenía la cabeza echada hacia atrás perdiéndose en impúdicos gritos.

La velocidad fue aumentando y pronto cada penetración parecía más profunda y acertada, siempre dando en el blanco, enloqueciéndolos de todas las maneras posibles, los gemidos y sonidos de pieles chocando inundaban la habitación incrementando la atmósfera erótica y exitante para ambos.

—Eres tan bueno, tan jodidamente bueno —halagó el mayor con la voz gruesa—, y sólo para .

S-Solo contigo, alfa —su voz era un poco más aguda y alargó la última vocal por la excitación, algo vibraba en él pero la promesa implícita en sus palabras era más firme que nunca.

—Voy amarte esta y todas nuestras vidas, te prometo que nunca voy a fallarte y voy a ser solo tuyo, para siempre —habla reduciendo un poco la velocidad, sus ojos encontrándose con los azules que estaban llenos de lágrimas de satisfacción—. Voy a grabarme sobre tu cuello como tú te grabaste sobre mi corazón en el momento en que te vi, hoy dejo mi marca en ti porque te amo y me amas de vuelta con la misma intensidad.

—Como una cicatriz, tu amor y tu lealtad permanecerán en mi piel hasta la eternidad, seremos uno, alfa —completa con adoración, su mano acariciaba la mejilla del mayor y aunque sus labios se unieron por millonésima vez en el día, la sensación de amor y cariño nunca se reducía.

Los movimientos aumentaron de nuevo al igual que el ritmo de las embestidas, los gemidos resonaron más fuerte y calaban profundo en sus cuerpos, los gruñidos de Jungkook se hacían más fuertes y gruesos conforme su clímax se formaba.

—Te amo —lamió su cuello algunas veces y sus colmillos comenzaron a brotar al saber lo que venía, sus ojos se oscurecieron al igual que los de Jimin, atravesó la piel con sus dientes y fue ahí cuando lo sintieron, era como una alucinación dónde ellos eran lo único real a lo que aferrarse, flotaban a través de espacios desconocidos pero sin soltarse de la mano, sintieron como una explosión se suscitaba en sus interiores sin causarles ningún daño, era como estar congelándose en el frío del invierno y entrar a una bañera con el agua tibia, su cuerpo se tensaba pero a la vez se relajaba como nunca antes, el latir de sus corazones parecía un zumbido por lo apresurado que era y lo sentían, Jimin sentía a Jungkook y Jungkook sentía a Jimin, sus almas parecían abrazarse en un constante regocijo y sus lobos aullaban mientras se perseguían el uno al otro, contentos porque nunca más iban a separarse, estaban unidos.

Ambos llegaron juntos al clímax manchándose mutuamente, pero no podía importarles menos, el omega se aferraba al torso del alfa mientras este lamía su herida para evitar que sangrara, tenía a Jimin abrazado por la cintura, probablemente se regañaría después por estar casi aplastando a su omega.

Los ojos de Jungkook brillaban el ver su trabajo, la marca se veía palpitante y roja, algunas gotas de sangre brotaban aún pero nada preocupante, nada que se compare al orgullo y felicidad que siente, se unió a Jimin, es su alfa hoy y para siempre.

Mío —gruñó posesivo mientras olfateaba la fuente de vainilla y café, el nudo se inflaba dentro de Jimin y él, él estaba totalmente perdido. Sus ojos estaban cerrados y una enorme sonrisa dividía su rostro, algunas lágrimas bajaban por sus mejillas y su cuerpo aún se estremecía por el reciente orgasmo.

Todo fue demasiado, demasiado bueno para Jimin, se había unido a Jungkook, ahora era su alfa y además había sido llenado por él de cada forma posible, la felicidad de su omega no cabía en su interior, todo era alegría y sabe que nunca será diferente, con su alfa todo marchará bien, nunca le faltará nada y puede permitirse ser cuidado y mimado, siempre se negó a ello porque sus compañeros lo volvían a la realidad, pero Jungkook no existía en esa realidad, pero ahora está aquí, recostado en su pecho y lamiendo la marca que los enlaza y su omega no deja de saltar emocionado al lado del lobo de Jungkook.

Ahora lo siente más latente que nunca, puede sentir la felicidad de ambos lobos con total claridad, puede diferenciar a ciencia cierta las emociones de Jungkook y las suyas, siente cada latido del alfa como si fuera propio, lo siente impregnado en cada poro de su piel, no puede encantarle más que sus almas estén unidas y aferradas la una a la otra.

—Te amo, alfa —acarició su cabello con ternura mientras el mayor se escondía en su cuello para olfatearlo y acariciarlo con la punta de su nariz.

—Y yo a ti, omega —responde para luego dejar un beso en la marca haciendo que el omega se estremezca por completo y cada folículo de su cuerpo se erizó.

—Estamos enlazados —sonríe.

—Ahora somos alfa y omega, bebé —sale de su posición y mira a los ojos del pequeño, su pequeño y dulce omega.

—Cuando estabas en el hospital y te ofrecí mi ayuda como omega dijiste que viéramos a dónde llegábamos con todo esto —sus ojos brillaban al encontrarse con los verdes.

—Y mira dónde aterrizamos, amor —sonríe y besa su mejilla—. Ahora nuestras almas se pertenecen, no tienen que buscarse más —se tiró a un lado para quedar de costado, abrazándose a la cintura de Jimin y sin mover su cara del hueco del cuello ajeno se dedicó a disfrutar de las caricias que el omega le brindaba en el cuero cabelludo.

—Ya nos encontramos y somos uno.

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